La ola neoliberal ha introducido nuevos conceptos y valores en la sociedad post moderna. Si las revoluciones liberales del siglo XVIII derribaron los Estados Monárquicos para edificar el Estado - Nación, la democracia, la separación y equilibrio de poderes, la ciudadanía, el industrialismo, los derechos humanos, etc.; el neoliberalismo, en cambio, representa el imperio del mercado, el poder absoluto de los grupos empresariales, políticos y militares que gobiernan el planeta bajo la egida del capital. En el fondo el neoliberalismo representa la negación del liberalismo y traduce el agotamiento de un modelo de desarrollo que lejos de construir democracia para todos la ha restringido para unos pocos, de ahí que las "democracias más desarrolladas" sean las que mayores desigualdades conservan en su organización social. El movimiento internacional de los indignados creado en España para combatir el poder las poderosas entidades bancarias es una evidencia de este proceso de agotamiento del neoliberal en el mundo. La segunda gran crisis del capitalismo en el mundo.
El neoliberalismo no crea una cultura de ciudadanos, sujetos de derechos y obligaciones respecto del Estado y de la sociedad. En cambio, crea una sociedad de consumidores, una sociedad de los que más tienen porque para ellos está reservado el consumo, el resto al diablo, a frustrarse en la pobreza y miseria, en la sociedad de los excluidos.
Si la revolución industrial creó al proletariado y junto a ello a los sindicatos, el neoliberalismo ha creado un nuevo fenómeno social en la clase trabajadora: el colaboracionismo sindical.
Asumen el colaboracionismo quienes han admitido la impracticabilidad del cambio social, quienes se han rendido frente al vasto y demoledor poder de quienes manejan los hilos del poder mundial. Ciertamente, siempre hubo colaboracionismo sindical (la CTP aprista) por ejemplo, pero su poder de influencia no era decisivo y su radiación era escasa. Hoy el colaboracionismo sindical tiene influencia en los núcleos del poder; se ha recreado a partir del manejo de pequeñas parcelas de poder, la Derrama Magisterial por ejemplo. No deciden arriba; deciden por los de abajo asumiendo una representación que apenas existe, sin legitimidad alguna. He allí el peligro porque asumen una representación complaciente con el poder, no se enfrentan al poder, conviven, medran del poder de los de arriba.
El colaboracionismo sindical es la negación del sindicalismo clasista. Representa al patrón de turno, incluso reciben encargos para el diseño de políticas legislativas, por ejemplo la nueva Ley del Profesorado promovida por el CEN SUTEP (Patria Roja) para desviar a los trabajadores del núcleo central de las contradicciones porque más beneficioso para sus intereses es la paz social, el no hacer olas porque esto es nocivo para la "convivencia democrática".
Su mayor logro es formar parte de las mesas de trabajo, de las mesas de concertación y de tanta comisión creada por
el Estado empleador para apagar la lucha social, mientras las dirigencias aseguran comisiones bajo la mesa colocando en plato fácil los intereses de los trabajadores. Para arrancar la sonrisa suelta de los patrones se llaman incluso "partido comunista del Perú".
Corresponde a la clase trabajadora combatir al colaboracionismo sindical, denunciar sus conductas pro patronales de cara a los trabajadores.
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