En una publicación de La República, de 2011, se lee sobre el ahora distrito deCanayre, ubicado en el VRAEM (Ayacucho), lo siguiente:
"Es un poblado que vive todavía a la merced del terrorismo y el narcotráfico , factores más que suficientes para considerarlo como uno de los lugares más peligrosos del mundo. Como consecuencia, los habitantes de esta localidad viven en una situación infrahumana debido a la presencia de columnas terroristas que atentan violentamente contra la integridad de sus pobladores y el desarrollo de la zona".
¿Qué imágenes y sentimientos nos deja una descripción de esa calidad? Más allá de la lectura reduccionista de la realidad social y que el género periodístico a veces estimula, quedan, sin duda, impresiones bastante negativas... 'infrahumana', 'uno de los lugares más peligroso del mundo'. Entre el año de dicha publicación, 2011 y hoy, ha ocurrido mucho en ese territorio, en distintos niveles. Uno de los sucesos que ha marcado el devenir de Canayre, ineludiblemente, es, por ejemplo, la llegada del mandatarioOllanta Humala a su plaza central para que, a viva voz, haya refrendado la norma que le otorgaba a ese territorio el estatus de distrito, y todo lo que ello conlleva, a nivel sociopolítico, en esa comunidad.
Con esa cita del diario La República, antropólogo por la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Mariano Aronés, empezó la presentación de los resultados de su estudio titulado "Enseñar y educar en una zona de conflicto: el caso de los profesores/as del valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro", en una sala de conferencias en un hotel en San Isidro, como parte de la presentación de los estudios ganadores del Concurso de Investigación en Educación FORGE-CIES, organizado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE).
¿Cuál fue el objetivo de presentar su investigación con una cita de ese tipo?

CANAYRE, EL "CORAZÓN DEL VRAEM"

Aronés contó que su estudio, principalmente etnográfico, antes que sustentarse en entrevistas estructuradas o alguna otra formalidad en la observación para la investigación, estuvo construida desde la experiencia de vivir en el lugar, y de "conversar, en vez de entrevistar". Lo que buscó con ello era una experiencia y testimonios más cercanos de lo que significa ser un profesor en ese distrito, el cual pertenece a una zona que ha sido representada de tal forma que, en realidad, dice muy poco si lo comparamos con lo que te puede decir una madre, un profesor o una alumna de allí.
La investigación habla, pues, de las condiciones de ese escenario -difíciles, especiales y complejas- y lo que ocurre cuando las políticas públicas del Estado, en este caso, las referidas a las políticas educativas, chocan con una realidad difícil de negar: niños y jóvenes que se relacionan a diario con las posibilidades de 'emprendimiento' asociado al mercado directo e indirecto de la hoja de coca. El estudio está enfocado, específicamente, en las condiciones laborales y sociales de los y las docentes y de cómo implican los procesos de enseñanza-aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes de las escuelas públicas de esa parte del país.

CREENCIAS ENTRE LOS PROFESORES

Entre las creencias de los docentes, y también de alumnos, que el investigador registró en su estudio y que son paradigmas de vida que contrastan con lo que se enseña en un colegio público, se encuentran: el "dinero fácil", la "buena vida". Según Aronés, en Canayre, en realidad, no existe tanto pobreza económica, ya que la economía asociada a la producción de hoja de coca y al narcotráfico son una realidad, sino más bien existe una pobreza del tipo social. Porque a pesar de que es patente el flujo de dinero en la región, creencias oídas a profesores como "aquí no llega nadie", "aquí la vida no vale nada", muestran en parte, sostiene, que "el estado no tiene nada que ver en la población", y que "no tiene injerencia" sobre ella, al estar sometida a otras dinámicas sociales no oficiales, informales.
Por otro lado, el estudio evidencia el poco compromiso laboral de los docentes. A pesar de que pueden ser considerados "héroes culturales", al llevar el mensaje del Estado, dice el antropólogo, las condiciones de vida en las que trabajan los profesores son precarias: la residencia, el poco tiempo que tienen de descanso entre los bimestre; condiciones que no estimulan la permanencia y continuidad de la labor docente. Además, la constante contradicción de ser alguien que lleva un mensaje, una versión de ciudadanía a los alumnos, cuando fuera de la escuela la sociedad funciona de un modo distinto y, sin embargo, real.
En la presentación de los resultados de su estudio, el investigador contó una anécdota que ejemplificaba una de las dinámicas de vida fuera y dentro de la escuela a las que tiene que enfrentarse a diario un docente: un alumno en medio de la clase saca su celular y empieza a usarlo sobre su carpeta. El profesor lo amenaza con quitárselo ya que no era el momento para sacarlo. El alumno responde que si quería el profesor podía llevárselo, porque el fin de semana se iba a comprar otro.
La investigación de Aronés, por último, recomienda que las condiciones laborales de los docentes en la zona sean mejoradas, así como sus herramientas de trabajo, el lugar donde viven, la disponibilidad de materiales; además, de una recomendación específica de una semana de descanso entre los bimestres. También consideró importante no negar, a través de las políticas educativas, las habilidades de emprendimiento que desde muy jóvenes los estudiantes de las escuelas de Canayre ya tienen desarrolladas.

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