"El hombre nuevo es aquél que sabe luchar en el auge y en el repliegue, en la victoria parcial o en el revés temporal. Debe luchar, aún sabiendo que la victoria final no está próxima o que incluso no la verá. La lucha de los trabajadores exige no solo interpretar el mundo, sino transformarlo".
GERMAN CARO RÍOS

6/5/18

La vigencia de Charlie Marx 5/5/1818

La vigencia de Charlie Marx 5/5/1818

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Un reconocimiento por los primeros 200 años.
Un fantasma recorre el mundo, las ideas de Carlos Marx, el revolucionario más importante de la era moderna, después de todo sus tesis expuestas desde 1844 a la fecha, siguen en debate mientras exista el capitalismo como sistema de explotación a nivel mundial, con la China Popular y Rusia como nuevos socios. Después de todo su obra cumbre “Das Kapital” es luego de la Biblia, el libro más vendido pero menos leído diría yo.
A Marx lo han dado por muerto tantas veces, pero con cada crisis general del capitalismo como la “Gran Depresión de los años Treinta” del siglo pasado, o la más reciente crisis financiera mundial del 2008 resucita como el Ave Fénix. Su obra suscita interés en especial por las razones de fondo que explican con férrea necesidad las crisis de sobreproducción, con destrucción de capital y millones de parados que estarían dispuestos a trabajar por cualquier salario.
Si algo podemos adelantar es que toda la construcción teórica de Marx es una teoría de la crisis, negando teóricamente y prácticamente la capacidad de un capitalismo auto regulado por las libres fuerzas del mercado. Tuvieron que pasar casi 60 años para que JM Keynes (1936) llegará a la misma conclusión, desde una perspectiva macroeconómica que hizo de la intervención estatal una necesidad para salvar al capitalismo como sistema (el New Deal de Franklin D. Roosevelt)
Para Marx el capitalismo normalmente “secreta crisis” como un producto histórico natural. Un capitalismo sin crisis es como un hierro de madera, un contrasentido. Sin embargo, el capitalismo en su expansión crea un mercado mundial, revoluciona los métodos de producción, levanta ciudades industriales y crea una clase que supuestamente esta llamada a “liberar a la humanidad de la explotación del hombre por el hombre”: el proletariado
En todo caso, no deja de ser curioso que dos renegados judíos como Jesucristo y Carlos Marx hayan influido con tanta trascendencia en la humanidad. Después de todo con el sistema stalinista se le rendía culto en el panteón socialista conjuntamente con Engels, Lenin, Stalin hasta el desplome de la URSS en 1989. ¡A pesar de ello Carlitos Marx sigue vivito y coleando!
¿Por qué todavía suscita interés, curiosidad, debate las ideas de Marx? En principio no era solamente economista, filósofo, historiador, sociólogo, profeta, era todo ello junto, como diría el economista austríaco Joseph Schumpeter; él que de tanto estudiar la obra de Marx, reconoció en la misma, un carácter científico en el análisis de la dinámica del capitalismo.
Podemos decir que Marx era un revolucionario del siglo XIX, hijo del capitalismo industrial de libre competencia.
Desde nuestro punto de vista, la de un profesor de economía en la UNMSM y al mismo tiempo asesor laboral en los sectores extractivos en un país como el Perú, reconocido por su supuesto liderazgo mundial en la producción minera, donde la pobreza es condición y resultado del desarrollo del capital, yo diría que la esencia de las tesis expuestas por Marx en su obra mayor El Capital, publicada en III Tomos, siguen plenamente vigentes a pesar de los cambios que ha experimentado el sistema capitalista.
Su literatura como economista es vasta, separando su obra de difusión ligada siempre a la lucha de los trabajadores y a la difusión de las tesis comunistas en permanente oposición con las tesis anarquistas, utópicas, pequeño burguesas y de su principal contrincante en Francia, Joseph Proudhon. Al margen de ello, debemos destacar “Contribución a la Crítica de la Economía Política” 1859, “El Capital” 1867 y “Teorías de la Plusvalía” publicadas después de su muerte en 1883.
Al margen del reconocimiento que Carlos Marx solamente supervisó personalmente la edición del primer tomo de El Capital, siendo el II y III tomo, responsabilidad de su compañero de toda la vida Federico Engels, que como él mismo reconocía era el “segundo violín” en reconocimiento del genio, originalidad y capacidad de trabajo de Carlos Marx para consumir la gigantesca literatura que utilizó en su obra.
Si bien en la historia del capitalismo Engels será reconocido como el primer autor moderno en el estudio sobre las condiciones de trabajo de la clase trabajadora en Inglaterra, una investigación que resulta todavía lectura necesaria en nuestras universidades, para el conocimiento de las condiciones miserables de la clase obrera en las ciudades industriales. ¡Bastaría comparar la explotación de la fuerza laboral en Madre de Dios y las condiciones de trabajo en la minería ilegal e informal para hacer las comparaciones respectivas!
Al margen de ello Federico Engels por más de una década era él mismo un fabricante textil, un empresario exitoso y una fuente de información directa para Marx sobre el funcionamiento de la producción, el rol de las máquinas y del mercado. Sin mencionar que también era un mecenas con su amigo que había consumido en su vida revolucionaria su propio capital, y el de su esposa una aristócrata Jenny Westphalen. Por ello, la madre de Marx, judía militante, le decía a su hijo que “en lugar de escribir sobre el capital debiera hacer su capital”, pues murió en la más extrema pobreza a pesar de su genialidad.
MARX ECONOMISTA
Mientras exista explotación de la fuerza de trabajo y la generación de una plusvalía considerada como un excedente de valor que se obtiene en la producción de mercancías y servicios productivos para el capital, Carlitos Marx seguirá vigente.
Aprovechando las tesis de Adam Smith (Riqueza de las Naciones 1776) del trabajo productivo e improductivo, que definía al trabajo productivo como “el trabajo que añade valor al valor existente en los materiales”, que se plasma en una mercancía fabricada para el mercado en cuyo precio está contenido el beneficio, Marx ha de elaborar su teoría de la plusvalía que es la teoría de la explotación capitalista.
Para Marx la fuerza de trabajo es la única mercancía que pagada a su valor en el mercado de trabajo por un salario tiene la capacidad de crear más valor del que ella misma tiene. En otras palabras la fuerza de trabajo empleada en las industrias, en las minas, en los servicios industriales, tiene la capacidad de generar un excedente que se transforma en beneficios industriales, interés del capital, renta de la tierra, margen comercial, impuestos etc.
Como seguidor y crítico de los economistas clásicos Smith y David Ricardo, Marx considera que la cantidad de trabajo empleado en la producción social, es la fuente, medida y determinante del valor o precio natural de las mercancías. Esta contribución sigue siendo válida a pesar de las sucesivas revoluciones industriales que han reducido la participación de la fuerza de trabajo y los salarios en la producción.
LA NECESIDAD DE CRISIS
Bastaría el reconocimiento científico a la obra de Marx que 60 años antes que Keynes el llamado “salvador del capitalismo”, en Das Kapital había planteado analíticamente y críticamente destruido la famosa ley del equilibrio de Say, o ley del equilibrio de los mercados que negaba la posibilidad de una crisis general, pues como se dice popularmente si “toda producción genera su propia demanda”, es decir, toda producción de mercancías se realiza, se vende en el mercado a su valor es imposible que exista sobreproducción.
Marx por vez primera destruye teóricamente esta falacia como muchas falacias que construyen los economistas liberales para justificar este sistema de explotación mundial. Utilizando un alto nivel de abstracción, a través de sus esquemas de reproducción ampliada que serían los modelos de desarrollo económico actuales, Marx divide la producción capitalista en dos sectores. Un sector productor de bienes de Capital (Máquinas para producir máquinas), el llamado Sector I, y un denominado Sector II, un sector productor de bienes de consumo (alimentos). Ambos sectores producen con el objeto de obtener beneficios.
A este nivel de abstracción Marx demuestra que los trabajadores y capitalistas demandan alimentos al sector II, los trabajadores no ahorran y los capitalistas con la porción de la plusvalía no consumida en alimentos, demandan bienes industriales, maquinarias y equipo que toman su tiempo, es decir invierten. Se tiene que reponer en el año el capital gastado (depreciaciones) y producir nuevas máquinas, ampliación de planta que toma su tiempo.
En tal sentido, la inversión bruta puede estar por encima o por debajo del ahorro bruto pero nunca en equilibrio, de allí la necesidad de las crisis periódicas del capitalismo por el desequilibrio sectorial, y la sobreproducción de mercancías que tienen que venderse por debajo de su valor. Destrucción creadora de valor le llamará Schumpeter gracias a las revoluciones técnicas.
Esta elaboración le merecería a Marx un sitial entre los grandes economistas pues planteó la condición de (des) equilibrio de la producción capitalista mucho antes que Keynes, pues reconocía el carácter anárquico de la producción que tiene como objetivo fundamental la producción social en función de la obtención de los beneficios privados. Es decir, la producción es cada vez más social, más global pero los beneficios son cada vez más privados, es decir la riqueza se concentra cada vez en pocas manos.
Esta vigencia de Carlos Marx sobre todo para explicar la producción de riqueza en los sectores extractivos de nuestro país son perfectamente actuales en esencia, en razón de la ley de la acumulación del capital a escala mundial en el capitalismo del siglo XXI, al margen de los fundamentalismos ideológicos de izquierda y derecha que niegan el carácter científico de su obra en el análisis del capitalismo, a pesar del fallo en sus predicciones.
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