"El hombre nuevo es aquél que sabe luchar en el auge y en el repliegue, en la victoria parcial o en el revés temporal. Debe luchar, aún sabiendo que la victoria final no está próxima o que incluso no la verá. La lucha de los trabajadores exige no solo interpretar el mundo, sino transformarlo".
GERMAN CARO RÍOS

13/10/10

UNA BOFETADA AL PAÍS


Diario 16 sorprende con una noticia que de ninguna manera puede pasar desapercibida: El presidente García lanzó una bofetada a un joven que lo llamó corrupto. La desagradable situación ocurrió, según el mismo medio, cuando el doctor García visitaba a un familiar de su hija mayor. Ante el agravio, el presidente García se habría enfurecido, preguntado quién es y luego, según varios testigos, lanzado la cachetada.


¿Puede un presidente de la República perder la compostura de esa manera y agredir a un ciudadano? ¿Es ese el comportamiento de un Jefe de Estado? En primer lugar estoy seguro que una persona que no se siente aludida no reacciona así.



Las preguntas que nos podemos hacer son muchas, más aún cuando el mismo Jefe de Prensa de Palacio de Gobierno, José Chirito, responde con ambigüedades, diciendo "no sé hermano, no le malogres la alegría al país", en referencia al Nobel a Mario Vargas Llosa, como si el premio fuera la justificación para cualquier tipo de atropello.



Muy mal haría la prensa nacional en ignorar esta valiente denuncia de Diario 16. Sería realmente una vergüenza que los medios locales pretendan pasar por alto una información de tal gravedad. El presidente de la República no puede agredir a ningún ciudadano, de ninguna manera, menos físicamente. Es una situación deplorable, que tiene un antecedente en la lamentable patada que el mismo Alan García lanzara por la espalda a un humilde ciudadano en el año 2004.



Esta no es una situación privada sino un comportamiento público del presidente de la República. Si estaríamos en cualquier otro lugar del mundo, las redacciones estarían al borde del colapso, pues una agresión del hombre más poderoso del país a un ciudadano no se justifica. Esa acción estaría siendo evaluada, pues para gobernar se requiere estabilidad emocional. La indignación ciudadana por tanto es justificada.



Es muy penoso que mientras el Perú muestra una cara culta ante el mundo, la imagen del país se afecte por una actitud ruin y vergonzosa, como la cachetada del presidente de la República a un ciudadano, tal como informa el periódico que dirige Juan Carlos Tafur, Diario 16.


Fuente: Diario 16.

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