"El hombre nuevo es aquél que sabe luchar en el auge y en el repliegue, en la victoria parcial o en el revés temporal. Debe luchar, aún sabiendo que la victoria final no está próxima o que incluso no la verá. La lucha de los trabajadores exige no solo interpretar el mundo, sino transformarlo".
GERMAN CARO RÍOS

5/11/10

Colapso de las AFP CHILE: lo mismo sucede en el Perú

Las pérdidas en los fondos de pensiones de los trabajadores chilenos, administrados por firmas privadas, llegaban a 26.400 millones de dólares el lunes 17 de noviembre. Este monto que ya no es posible denominar fondo, suma o ahorro, sino negación, error o, tal vez, desfalco, avanza diariamente en su deterioro. Con el paso de las semanas este agujero medido en dólares sólo se ensancha. Desde el origen del reflujo financiero por la implosión de las hipotecas subprimes en julio del año pasado, el fondo de los trabajadores chilenos se ha reducido en un 27 por ciento. Y sigue perdiendo presión. Lo sigue haciendo a vista y paciencia del gobierno y de sus administradores privados.

Se legitima un sistema injusto, que no da pensiones decentes a los trabajadores en su vejez. Es un pésimo negocio para los dueños del capital, que somos los trabajadores, y un gran negocio para sus administradores. El legado de Pinochet en Chile y Fujimori en el Perú

El economista Marcel Claude nos recuerda los otros grandes males del sistema: “Cerca de un 60 por ciento de los trabajadores no tiene al día sus cotizaciones debido a la precariedad del empleo en Chile. Esto contribuye a que casi el 50 por ciento de los trabajadores no alcanzará a autofinanciar su pensión, equivalente al mínimo garantizado. Y, en muy corto plazo, el Estado deberá subsidiar más de la mitad de las pensiones”. Si ya antes de la crisis el modelo no lograba cumplir con el objetivo de otorgar una pensión digna -que permita al jubilado mantener su nivel de vida y no bajarlo de forma violenta-, la crisis ha convertido el problema en un drama, en una catástrofe.

La gran mayoría de los afiliados tiene sus depósitos en los fondos más riesgosos. Según los últimos datos publicados por la Superintendencia de AFPs, el 13,8 por ciento estaba en el Fondo A, el 39,6 en el B y el 37 por ciento en el C. Más del 90 por ciento de los afiliados estaba en los fondos más riesgosos, aquellos con rentabilidades negativas del 41,3 por ciento, 31,8 y 21,2 por ciento. A la inversa, el Fondo E, que ha caído apenas en un punto en el último año, sólo absorbe al 0,74 por ciento de los trabajadores.

Manuel Riesco llama la atención sobre “el elevado número de afiliados mayores de 55 años que tiene sus ahorros en los fondos más riesgosos: hay 9.014 afiliados de ese tramo de edad en el Fondo A. ¡Más que en el E, donde sólo hay 7.305! En otras palabras, más afiliados próximos a jubilar han perdido casi la mitad de sus ahorros en el A. Adicionalmente, hay 64.796 afiliados mayores de 55 años que han perdido un tercio de sus fondos en el B, y otros 246.958 que han perdido más de una cuarta parte en el Fondo C”.

lo apostaron a inversiones en renta variable en el extranjero”. Hoy pierden ese dinero a destajo. Un dinero que no es suyo. Ya hay una cuarta parte que nunca van a devolver, y en el caso del Fondo A, se trata casi de la mitad. Y siguen perdiendo ese dinero sin pudor, sin decencia.

Los oficiantes del modelo -que van desde los ejecutivos de las AFPs, políticos de la derecha y de la Concertación, dirigentes empresariales, funcionarios gubernamentales-, lo que han hecho es desinformar y mentir. A veces embozadamente. La gran mayoría, con absoluto descaro. Han dicho a los trabajadores próximos a jubilar que se esperen. ¿A qué? ¿A quién? ¿A un alza mágica de las acciones? ¿Al Mesías? ¿A la muerte? En poco más de doce meses lo que han perdido los fondos es, en algunos casos, la mitad de lo acumulado durante toda la vida. Lo que ha tardado tanto tiempo en juntarse, no se recupera en meses, ni tampoco en años. Un trabajador próximo a jubilar, que ha perdido la mitad de sus ahorros, tendría que esperar por lo menos una década para recuperar su fondo.

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