"El hombre nuevo es aquél que sabe luchar en el auge y en el repliegue, en la victoria parcial o en el revés temporal. Debe luchar, aún sabiendo que la victoria final no está próxima o que incluso no la verá. La lucha de los trabajadores exige no solo interpretar el mundo, sino transformarlo".
GERMAN CARO RÍOS

1/4/16

LA MISERIA Y POBREZA EN LAS QUE TERMINAN LOS PROFESORES EN CHILE: UNA REALIDAD NO MUY LEJANA PARA LOS MAESTROS DEL PERÚ.

Más de 15 mil profesores han muerto esperando el pago de la deuda histórica

La miseria y pobreza en las que terminan los profesores en Chile

11 agosto 2014



En 1981, cuando la educación se municipalizó, provocó una merma en los bolsillos de miles de profesores. Hasta la fecha, 15 mil de ellos han muerto esperando una respuesta. Otros, también jubilados, ven cómo el sistema de pensiones se suma fatalmente al reajuste que nunca recibieron. Este es el rostro de la deuda histórica del Estado con los docentes.


Todos los jueves, pasadas las once de la mañana, Patricia Garzo (67) se enfrenta a La Moneda. Con una camiseta blanca que mandó a estampar con unas letras azules, ella y una veintena de maestros jubilados gritan desde la Plaza de la Constitución, con la misma consigna.
“Pensamos que si nos quedamos en la casa no vamos a sacar nada”, cuenta, mientras una profesora unos 10 años mayor que ella se pasea entre los transeúntes tocando un silbato, arengando a las maestras que sostienen carteles alusivos a la deuda histórica y la responsabilidad del Estado. Después de 40 años de vida laboral, podrían estar descansando; pero no, el grupo “Maestros por siempre maestros”–conformado por 600 profesores jubilados de Cerro Navia– está de pie frente a La Moneda, hace ocho años, gritando –a quien quiera oírlos– que no les parece justo recibir 180 mil pesos de pensión, cuando todo sube. No alcanza para medicamentos; y menos para llevar una vida digna.

Patricia Garzo va todas las semanas a la Plaza de la Constitución a protestar por la deuda histórica. “Tenemos a colegas muy mal, en asilos, sin nadie que los ayude. Hay una colega que acaba de jubilar con 94 mil pesos”, dice.
De chica Patricia jugaba a ser profesora, pero la realidad es una bofetada. “Tenemos a colegas muy mal, en asilos, sin nadie que los ayude. Hay una colega que acaba de jubilar con 94 mil pesos. La realidad del profesor que jubila ahora es indignante, miserable”, dice Patricia, que recibe una pensión de 180 mil pesos y agradece a sus padres la herencia de una casa que hoy hace posible que ella y su marido tengan donde vivir, en Avenida Vicuña Mackenna. De hecho, en eso pensaba cuando, hace unos días, vio la historia de una profesora de Copiapó que después de 35 años de trabajo pide dinero en la calle para poder sobrevivir.
De chica Patricia jugaba a ser profesora, pero la realidad es una bofetada. “Tenemos a colegas muy mal, en asilos, sin nadie que los ayude. Hay una colega que acaba de jubilar con 94 mil pesos. La realidad del profesor que jubila ahora es indignante, miserable”, dice Patricia, que recibe una pensión de 180 mil pesos y agradece a sus padres la herencia de una casa que hoy hace posible que ella y su marido tengan donde vivir, en Avenida Vicuña Mackenna. De hecho, en eso pensaba cuando, hace unos días, vio la historia de una profesora de Copiapó que después de 35 años de trabajo pide dinero en la calle para poder sobrevivir.
“La vi a ella y pensé que podría ser cualquiera de nosotros. Si yo no hubiera tenido eso de mis padres y fuera soltera, no me alcanzaría. Quizás podría ser ella”, concluye Patricia.

La desilusión

A las bajas pensiones que reciben, los profesores suman la llamada deuda histórica. El año 1981, cuando la educación se municipalizó, se les negó a los docentes el reajuste de sueldos del resto de los empleados públicos. Es lo que piden desde entonces; una demanda que también están resolviendo en la llamada “agenda corta” con el gobierno, donde ya no piden el millonario monto de regreso, sino que una reparación.
Esta situación ha llevado a que más de 80 mil profesores dejaran de percibir 250 mil pesos mensuales a lo largo de 30 años; maestros que se formaron en los años 60 y comienzos de los 70.
Ligia Gallegos, vicepresidenta del Colegio de Profesores, intenta una reflexión: “Los profesores siempre están a un paso de la pobreza”. Y el costo de la vida ha aumentado, desde junio de 2004 hasta junio de este año, un 49%. “Pero eso mínimo, pues hay que considerar que en general muchos profesores enfrentan un costo de vida donde los productos de primera necesidad pesan más y eso no lo captura el IPC general”, suma datos Gonzalo Durán, economista de la Fundación Sol.
Es lo que siente Leticia Ríos, profesora de Trapi (Región de los Ríos), uno de los testimonios visuales que ha usado el Colegio de Profesores para dar a conocer la realidad del gremio. Antes de jubilar, así era su jornada: “Me levantaba siempre como a las 7:30, me tomaba una taza de café nomás en la mañana, partía y a las 9 en punto tenía que llegar a la escuela. Tenía que acortar camino, pasaba por unas pampas, después por la línea del tren”.
Leticia caminó, durante 25 años, 7 kilómetros diarios para llegar a su escuela. “Y un profesor de campo tiene que estar frente a sus niños, porque cómo van a quedar botados”.
Después de jubilar, Leticia se levanta temprano todos los días 15 para ir a tomar el bus que la lleva a Río Bueno y cobrar ahora su cheque. “La primera vez que yo vi mi jubilación me dio indignación porque era tan poco”, relata. Su cheque es por 120 mil pesos mensuales.

Muerte en Huara

La obra “Todo se limita al deseo de vivir eternamente” de Jesús Urqueta ficciona la vida de una maestra que se suicida después de escuchar cómo la ministra de Educación de la época niega la deuda histórica.
El nombre del alumno Jesús Urqueta (39) cuelga de un papel. La fecha al pie de página dice 31 de octubre de 1989 y la orden que cumplió cuando era un niño aún está indeleble sobre la hoja blanca: “Pegar ojos, nariz y boca donde corresponda”, escribió su profesora con lápiz pasta para que él rellenara ese dibujo hace más de tres décadas.
Sobre el escenario, una falsa sala de clases ficciona el último día de vida de la profesora Rosario Moscoso. Hay un par de pupitres de madera, las paredes construidas con tablas desvencijadas dejan entrar el sol, el frío y el silbido arrebatador del viento del norte. La falsa escuelita de Huara –una comuna entre Iquique y Arica– contiene el monólogo aimara de una profesora sola.
En el escenario se suceden el día y la noche. La contemplación de la maestra sobre la nada. En la voz en off, Jesús Urqueta –el director de la obra– cuenta la historia de la “tía Charito”, su profesora de educación básica en Ovalle. La misma que un día de 2009 regresó a la primera escuela donde hizo clases, en Huara, para quitarse la vida.
Aunque gran parte de la obra Todo se limita al deseo de vivir eternamente –que estuvo en cartelera en el GAM hasta el fin de semana pasado– es ficción, tiene una base que hace posible relatar el impacto de la deuda histórica en los profesores. Sobre las tablas se cuenta la historia de la profesora que se quita la vida el año 2009 después de escuchar en la radio una entrevista a la entonces ministra de Educación, Mónica Jiménez de la Jara –actual embajadora ante el Vaticano–, donde ésta negaba la deuda histórica. “Hicimos una investigación profunda sobre la deuda histórica. En eso estaba yo el año pasado cuando un compañero de colegio me dice que la tía Charito se mató por algo relacionado con eso. Esa fue una construcción oral, porque no hay papeles ni salió en la prensa; eso refleja también la soledad en la que terminan los profesores. Deja clara la desigualdad profunda que hay en Chile. Todos hablan de que la educación tiene que mejorar, pero nadie se preocupa de las personas finalmente. Todos nos utilizamos”.
Hasta la fecha, han muerto más de 15 mil profesores esperando el pago de la deuda histórica.

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