Santiago Estrella. Desde Chile
Llegó agosto y en Chile se comienza a vivir la emoción de que al fin terminó lo más crudo del invierno.
Pero se entra a septiembre como un mes de contradicciones para los chilenos. Y todo indica que en este 2011 lo será aún más. Si cada 11 de septiembre se recuerda el golpe de Estado de 1973, el 18 las celebraciones por las fiestas patrias son un acontecimiento mayor en los hogares de chilenos que comen hasta la saciedad empanadas, asados y beben vino, por lo que cada uno debe andar con algún digestivo en los bolsillos.
Este mes estará marcado por la continuidad de las movilizaciones estudiantiles que desde hace tres meses se han mantenido exigiendo una reforma profunda al sistema educativo.
Ayer se llevó a cabo “¡el besatón por la educación”, mientras se espera la primera mesa de negociaciones, el sábado próximo, entre los dirigentes de la Confech (Confederación de Estudiantes de Chile) y el presidente Sebastián Piñera.
Sin embargo, la exclusión de los estudiantes secundarios ha causado un profundo malestar entre los ‘pingüinos’ como se los conoce por el uniforme escolar.
Para este viernes (hoy) la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), que agrupa a 350 colegios en todo el país, convocó a una gran marcha desde la Plaza Italia hasta el palacio presidencial de La Moneda. Alfredo Vielma, presidente de la ACES, dijo ayer que “sin la presencia de la ACES no hay acuerdo posible ya que representamos a parte importante de los estudiantes movilizados”.
Además añadió a otros sectores como los profesores, por lo que entendió que el objetivo del Gobierno es dividir al movimiento estudiantil.
De cualquier modo, los universitarios tampoco irán este sábado a La Moneda con mucha expectativa. El Gobierno parece no dar señales a la demanda estudiantil: educación gratuita y sin fines de lucro.
De hecho, el Presidente volvió a ratificar su postulado: “No creemos en estatizar ni monopolizar por parte del Estado la educación en el país, porque eso a la larga es un atentado no solamente a la calidad, es un atentado a la libertad. No creemos que la educación gratuita para todos sea conveniente y justa”.
Primero como país, dijo Piñera, Chile no puede afrontar ese desafío, “pero además sería muy injusto que con los impuestos de todos los chilenos, incluyendo a la gente más pobre y la gente de clase media, estuviéramos pagando la educación a los sectores más favorecidos”.
“Es una muy mala señal –dijo Francisco Figueroa, vicepresidente de Confech- porque a priori nos invita al diálogo pero ya se cierra antes a temas importantes para nosotros. Hacemos un llamado para que si quiere un diálogo que sea productivo, que nos den señales de apertura”.
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