DR. JUAN P. CONTRERAS TAYPE.
Tras los 90 se pensó que el mercado era la varita mágica para resolver los grandes problemas de la educación en América Latina, especialmente en el Perú. Lejos de profundizar la democratización de la educación, mejorar presupuestos, capacitar a docentes, los cual imponía una revolución tributaria para gravar a los más poderosos, los neoliberales criollos prefirieron tirar la toalla, impusieron una nueva Constitución, priorizaron el rol determinante del mercado para facilitar la inversión privada en educación básica y superior, la escuela pública dejo de ser el referente fundamental para las mayorías, la educación termino convirtiéndose en una mercancía. Mientras el Estado languidecía en este terreno, inerme y sin recursos, el mercado apareció con toda su fuerza y termino comiéndose a los más débiles.
Los resultados de esta nefasta experiencia hoy nos pasan la factura. Haciendo eco de las conclusiones del Informe Competencias en Iberoamérica, Análisis de PISA 2012 el físico alemán Andreas Schieicher, Director del Area de Educación y Competencias de la OCDE ha recomendado recientemente a los países de América Latina a destinar mayores recursos a la calidad de la educación y trabajar más política educativa.
Según el experto Perú, Argentina, Brasil Guatemala muestran los más bajos rendimientos en matemáticas. Esto tiene que ver con la correlación entre status socio-económico y bajo rendimiento, hecho que desnuda las paradojas entre “mejora de la calidad educativa” y la “reducción de la pobreza” con que los últimos gobiernos en el Perú intentan maquillar la ausencia de un Estado promotor de la educación pública y la prolongada crisis del sistema educativo.
Para la OCDE “Perú presenta la correspondencia más elevada (0.36%) en Latinoamérica de los alumnos más pobres que están en escuelas con recursos educativos de menor calidad, es decir, con carencias en laboratorios de ciencias, materiales lectivos, ordenadores, conexión a internet, programas informáticos y biblioteca”. (El País, pg. 29 del 21.04.2016).
En cambio señala que Corea es el país en el que no hay correspondencia entre la pobreza del estudiante y la condición de la escuela donde se matricula. Agrega finalmente que después de Perú, en este aspecto los peores resultados están en México, Brasil Costa Rica. No ocurre en países donde la presión hace sentir su peso sobre las elites gobernantes. Tras las movilizaciones estudiantiles en Chile (2013-2015), el gobierno de Bachelet tuvo que una reforma educativa que apuntala la calidad de la enseñanza con resultados superiores al resto de países de América Latina.
De esta información se desprende que la desigualdad educativa no es un mito, es una realidad concreta que emerge de la aplicación de las políticas neoliberales, aquellas que postularon la minimización de los roles del Estado en el tema social y el encumbramiento del mercado, la varita mágica que vienen acentuando la inequidad como lo reconocen estudios de GRADE sobre el particular.
Hoy existe en el Perú una poderosa franja entre educación urbana y rural; el acceso a la tecnología es también hoy un factor de diferenciación social y económica. Ni hablar de las políticas remunerativas de la docencia de educación básica en nuestro país, a decir, los más bajos de la región. No solo tenemos una educación básica pobre, sino también desigual y con escasos visos de inclusión social. Y el Estado, donde está?.
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