"El hombre nuevo es aquél que sabe luchar en el auge y en el repliegue, en la victoria parcial o en el revés temporal. Debe luchar, aún sabiendo que la victoria final no está próxima o que incluso no la verá. La lucha de los trabajadores exige no solo interpretar el mundo, sino transformarlo".
GERMAN CARO RÍOS

5/1/13

¿HACIA DONDE VA LA ESCUELA PUBLICA? II

CIPAL

Al cierre  del   2012  resulta  oportuno  preguntarnos  qué  cambios  sustanciales  se han producido  en la  escuela pública  peruana  en  el  contexto  de la pujante  economía  de mercado  aplicable  en  el país  desde los 90.  Cuánto  de  esta  economía ha  incidido  en  la  sostenibilidad de la  escuela  pública  o,  en cambio,    ha  terminado  transfigurándola  a tal punto  de  acentuar  la  irreversibilidad  de  su  crisis  estructural.

En  principio, a mediados  del siglo  XIX  la  escuela  pública  fue una  de las grandes  conquistas  de  los sectores progresistas  y  renovadores del Perú  de  la  etapa post independentista.  Desde Castilla  hasta  Velasco, pasando por Leguía  y  Odría,  el Estado  fue  constituido  como el agente promotor  y  conductor  de la escuela  pública  sin  excluir  el  rol  del sector privado   en este  terreno.   El  norte  de  esta  tendencia  era  consolidar  la  presencia  estatal  en  la  sociedad  a  través  de la escuela;  la  democratización del  conocimiento, proceso que  entonces implicaba dar  batalla  al  analfabetismo;  la  formación de  una  clase media  como  futura  clase  dirigente,  un  sistema  de partidos  solido  y nacional,  la  institucionalización política  del país,  etc.    En  suma,  dar  base  a  una  sociedad  bajo  un  Estado  democrático  social  de  Derecho.

Esta  evolución  ha  sufrido  un corte   con la  aplicación de las políticas neoliberales que reducen  la  intervención  de  Estado  en los  servicios públicos,  entre  ellos  la  educación, poniendo  énfasis  en  su rol subsidiario  (Ver  Régimen  Económico  C. P. 1993)  En estos  días   los  voceros  de   los  grupos de poder  destacan los inocultables logros  del  modelo  como para  hacernos  olvidar  la  esencialidad  del  Estado  en  temas claves  como educación, salud,  justicia  y seguridad.   

Para  ser  claros,  nadie  duda  que  la  economía de  crecimiento  (7.3%  para  el  2013) permite  a  sus   voceros  hablar  de  un  "milagro peruano"  que,  entre otros  aspectos,  se  expresa  en  la  reducción de la  pobreza  (del  31%  al  27%),  la  emergencia  de  una clase media  en Lima  y  las   principales  ciudades   costeñas;  la  expansión  de la educación  superior  universitaria  (más  de  60  universidades  privadas), el  crecimiento de  empleo  directo  e  indirecto,  etc.

Lo  que  olvidan decir  es  que  hoy  los peruanos  vivimos  a  expensas  del  crecimiento de la  criminalidad organizada  (lavado de  activos,  corrupción, narcotráfico, trata  de personas, terrorismo,  etc.);   los  sueldos  de los  trabajadores  en  nada  envidian  a los  que perciben  sus  homólogos  en  China  o  Africa;   la  degradación  ambiental  es  incontenible  mientras  se profundiza el  ensanchamiento  de la  desigualdad  social;  pero, sobre  todo,  tenemos  la peor  educación pública  del  hemisferio,  sólo  superior  a  Haití.   Amén del universo de conflictos  sociales  derivados  de la  inversión minera  en  la  sierra  y  amazonía peruana.  

Los  neoliberales  no  tienen  respuesta  a  esta problemática,  como  tampoco  la  tienen  frente  a la  expansión  de  las  crisis  en  España, Grecia, Portugal, incluso  los  EE.UU. En  esos  países  el modelo  neoliberal  simplemente  desfallece  y  el  desmantelamiento del Estado  de  Bienestar  ha  servido  para  rescatar  a  numerosos  bancos  en quiebra,  mientras  el  desempleo en  España  bordea  casi  el  20%  de  su población  en  general  y se ha  iniciado una ola  migratoria,  especialmente hacia  América  del  Sur,   de  magnitudes imprevisibles.   

En los países centroamericanos (México, Guatemala,  El Salvador)  la  criminalidad  se ha  constituido  en  un verdadero poder  con una vasta  red  de  actuación en la  sociedad  que le  ha permitido  desplazar  al  propio  Estado transfigurando  a  sus instituciones  públicas. Narcotráfico,  trata  de personas,  corrupción,  pobreza, etc.  son  el  resultado  del   plan  neoliberal  en marcha  desde  Salinas de  Gortari.   El  retorno  del  PRI  en  México  alienta  la posibilidad  de  un  Plan  México (otro  Plan  Colombia  en  América)  para  paliar  los  efectos  de  la  previsible  descomposición  estatal.  Los  especialistas  coinciden  que esta  descomposición  tiene  su base  en la creciente desigualdad  social, tema  tabú para  los neoliberales.

Retornando  al  tema,  la  escuela  pública  peruana  es  el  terreno  donde  más  se  advierte la  desigualdad  social.  Los peruanos  no perciben a la  escuela  pública  como  un  instrumento de  desarrollo,  eso  es impensable  en  esta época. En el  ultimo  CADE  las miradas  volvieron  a  la  educación privada  como soporte  del  crecimiento  económico,  nadie  se  interesó por la  escuela pública, tampoco  invitaron  a la  ministra  Patricia Salas.  En definitiva, la  educación  pública en  el Perú  no  es  un tema  de  Estado. Hoy es un  tema  de Mercado,  sujeto  a  los vaivenes  de  la  oferta  y demanda  donde  el Estado   ha  congelado  su  atención  a este  importante sector.

Algunos  han llegado  a  decir  que el  6% del  PBI para  este  sector (XII  Política de  Estado  del Acuerdo  Nacional)  es  hoy  una  realidad  indiscutible,  claro sumando  los  montos  de la  inversión  pública  y privada  juntos. No  tiene  esto  que sorprender,  los  neoliberales  son conscientes  que   es menos  costoso  importar  conocimiento  e  información de punta  que  crearlos  acá  en  el  Perú,  como  en  el  caso  de  otros  bienes y servicios  que  a  diario  importamos  desde  afuera.

Al 2012  hemos  llegado  a  un  nivel  en que el sector  privado  ha  superado  al  Estado en cobertura  de atención  educativa (1’097,000  estudiantes)  y su  inversión  asciende  a  casi  el  2.8%  del  PBI.  ¿Dónde  está  el  Estado peruano?  De  mantenerse  esta  tendencia en los próximos  diez  años  los  colegios públicos  irán  pronto  a desaparecer  y  miles de maestros  pisarán la calle  repitiendo  el  experimento  fujimorista  de los  90,  mientras  los  neoliberales, parafraseando  a  Fukuyama,  estarán  prestos  a  celebrar  el  fin de  la educación pública  en  el  Perú. 

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