"El hombre nuevo es aquél que sabe luchar en el auge y en el repliegue, en la victoria parcial o en el revés temporal. Debe luchar, aún sabiendo que la victoria final no está próxima o que incluso no la verá. La lucha de los trabajadores exige no solo interpretar el mundo, sino transformarlo".
GERMAN CARO RÍOS

18/2/13

LA ESCUELA PÚBLICA EN LOS TIEMPOS DEL NEOLIBERALISMO.


JUAN CONTRERAS T.

Hace  algunas  semanas  la  Sociedad  Nacional  de  Industrias reveló  que  toneladas  de  ropa  provenientes  de la  China  y  la  India  ingresaron  al mercado nacional  en la  última  década  gozando  de  generosos  beneficios arancelarios,  en  virtud  del  cual   un pantalón  fabricado  en  esos  países  costaba  un  dólar,  una  casaca  poco  menos  de  dos  dólares  y  un polo  a  mitad  de  un  dólar.  Esto  pronosticaba  la  caída  de la  industria textil,  el  cierre  de  sus fábricas  y  el  lanzamiento  a la  calle  de miles  de  trabajadores  de ese  sector.  A su vez,   trabajadores de los emporios comerciales Saga Falabella y Plaza Vea denunciaban amenazas de despido forzado y represalias por el hecho de organizar sus sindicatos en ejercicio de la libertad sindical reconocidos por la OIT.

Desde  cualquier ángulo  estos hechos  resultan  ser  una  evidencia  de  como  el neoliberalismo  no promueve mercado  interno,  industria nacional,  ni  burguesía  nacional, menos proletariado.  Por último, no pone frenos a su vocación arbitraria y termina sentándose en las leyes. A esto es lo que llamamos el poder real. A la potestad ilimitada e incontrolable del abuso, a la matonería de los poderosos, aquel que se impone sobre los poderes formales e institucionales.

Volviendo al tema,  los poderosos  consorcios  empresariales que controlan las economías de países como el Perú  no  admiten  la libre  competencia (uno  de  las premisas  teóricas  de  la  economía   liberal)  y  reducen  a  los países  ubicados  bajo la línea  ecuatorial  a  la condición de  productores  de  materias primas,  especialmente  minerales  e  hidrocarburos,  para  abastecer  a  las  economías  del  bloque  de países  más  industrializados  del planeta,  el llamado  Grupo  8  (Alemania,  Canadá,  EE. UU., Francia,  Japón,  Italia,  Reino Unido  y Rusia),  además  de  la  poderosa  China. O, simplemente son mercados para su gigantesca producción industrial. La reciente renovación del contrato con Telefónica nos releva de cualquier duda al respecto.

¿Que  relación  tiene  todo este  proceso  económico  con la  educación?  El  mercado interno tiene  en la  educación  un pilar  fundamental  y necesario para  su  desarrollo.  Si  el mercado  interno languidece  bajo  las  pesadas  cadenas de  la  dependencia  financiera, tecnológica  y científica foránea,  la  educación  no  tendrá  bases  sólidas  y  estará  condenada  al  atraso,  cuando  no  a  su  eventual  extinción.  Si no hay mano de obra calificada no hay industria nacional y sin esta no hay mercado interno. La  escuela  provee  fuerza  de  trabajo,  pero  no  mano  de  obra  calificada.  Esto le  corresponde  a  la  Universidad  y  los institutos  técnicos.  

Pero,  qué  relación  estructural  hay  entre  Universidad  y  escuela pública?. Ninguna.  Los  une  la  pobreza  franciscana.   Ambas  han  decaído  en los  últimos  20  años,  sin  recursos,  sin  personal  altamente calificado,  abandonados por  el  Estado. Ninguna de las universidades peruanas se ubica en el rango de las 300 universidades más desarrolladas del continente. Y se siguen creando universidades públicas en recónditas provincias, sin presupuesto, ni cartel académico; mientras CONAFU no termina de crear universidades privadas en cualquier garaje guiado por la lógica mercantilista del modelo actual. La última pertenece a Patria Roja.

San  Marcos  ha perdido  el liderazgo académico  frente  a  la  PUCP   por la inercia  estatal   y  la  descollante  mediocridad  de  la  izquierda  conservadora enquistada  en  su  seno por  casi cuarenta  años medrando de sus escasos recursos.  Y,  los  colegios  públicos,  ni  hablar.   Hoy  se  cierran  colegios  como  si  fueran  quioskos,   la  escuela pública no  tiene  relevancia  social  para  los  neoliberales,  ni  la sociedad civil (partidos políticos, gremios, colectivos, etc.)  lucha  por  su rescate.   

En  enero  ultimo  se  reunió  en  Davos  (Suiza)   el  Foro  Económico Mundial,  la  asamblea  que anualmente  congrega  a  los  jefes  de la economía y  política  mundial   para  examinar   la problemática  económica  y social  del planeta  (pobreza,  crisis  económicas,   problemas ambientales,  seguridad,  educación,  etc.)  y   formular las  estrategias  y  políticas  de  alcance  internacional,  claro,  desde la perspectiva de  sus  poderosos intereses.   Según  datos  recientes  del  Informe  Global  de  Competitividad  2012 - 2013  la  economía  peruana  se  encuentra  entre  las  mejores  de  América  Latina, después  de  Chile  y  Brasil  caracterizado por  su  sostenibilidad  en  el  gasto  y el  endeudamiento. Pero, en  educación  estamos  en  el  puesto  138  de  un universo  de  144  países   y  en  corrupción   según  Transparencia  Internacional   nos ubicamos en el puesto 80 de un total de 138 con un puntaje de 3.4 sobre 10.  

¿Qué  explica  esta paradoja?   ¿Que respuesta tenemos desde el ángulo de la educación? Sin duda, el tema es complejo. Para los neoliberales la escuela publica no tiene lugar en el modelo de desarrollo que auspicia el poder transnacional. Es gasto público sin retorno, dinero que se pierde. En su lugar se promueven los programas sociales (Pensión 65, Barrio Mío, Beca 18) para paliar la pobreza y la exclusión social de millones de peruanos. El resto (conocimiento, información de punta, etc.) debe importarse desde afuera, a cualquier costo.

Allí urge un giro del rol del Estado en materia de servicios públicos, especialmente en educación. Si bien esto supone una reforma constitucional del modelo cuya labor corresponde al Congreso, sabido es que la gravitación depende de la sociedad civil, de su movilización por el rescate de la escuela. La escuela pública es y debe ser el espacio de formación de los futuros ciudadanos, el corazón de la democracia, la base de la inclusión social. Sin escuela no hay ciudadanía, ni democracia. El cierre de colegios en Lima Metropolitana, particularmente en la UGEL 01 (Casos 6035 San Juanito, CEBA 7070 María Reiche, 7219 Aristóteles, entre otros.)  representa desde ya una señal de advertencia. Para las élites gobernantes representa una desvergüenza nacional; para la sociedad la oportunidad de rescatar el último espacio democrático tan venido a menos en las últimas décadas. No  al  gobierno  cierra  colegios.  Defendamos la escuela pública.

NO AL CIERRE DE LA COLEGIOS PÚBLICOS

RECHAZO AL SALVAJE MODELO NEOLIBERAL QUE ELIMINA LOS ELEMENTALES DERECHOS DE LOS TRABAJADORES, MAESTROS Y PUEBLO EN GENERAL

REACTIVEMOS LOS FRENTE DE DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA

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