JUAN
CONTRERAS T.
Hace algunas
semanas la Sociedad Nacional de Industrias
reveló que toneladas de ropa provenientes
de la China y la India ingresaron al
mercado nacional en la última década gozando de
generosos beneficios arancelarios, en virtud del
cual un pantalón fabricado en esos países
costaba un dólar, una casaca poco
menos de dos dólares y un polo a
mitad de un dólar. Esto pronosticaba
la caída de la industria textil, el cierre
de sus fábricas y el lanzamiento a la
calle de miles de trabajadores de ese
sector. A su vez, trabajadores de los emporios comerciales
Saga Falabella y Plaza Vea denunciaban amenazas de despido forzado y
represalias por el hecho de organizar sus sindicatos en ejercicio de la
libertad sindical reconocidos por la OIT.
Desde cualquier ángulo
estos hechos resultan ser una evidencia de
como el neoliberalismo no promueve mercado interno,
industria nacional, ni burguesía nacional, menos
proletariado. Por último, no pone frenos a su vocación arbitraria y
termina sentándose en las leyes. A esto es lo que llamamos el poder real. A la
potestad ilimitada e incontrolable del abuso, a la matonería de los poderosos,
aquel que se impone sobre los poderes formales e institucionales.
Volviendo al tema,
los poderosos consorcios empresariales que controlan las
economías de países como el Perú no admiten la libre
competencia (uno de las premisas teóricas de
la economía liberal) y reducen a los
países ubicados bajo la línea ecuatorial a la
condición de productores de materias primas,
especialmente minerales e hidrocarburos, para
abastecer a las economías del bloque
de países más industrializados del planeta, el
llamado Grupo 8 (Alemania, Canadá, EE. UU.,
Francia, Japón, Italia, Reino Unido y Rusia),
además de la poderosa China. O, simplemente
son mercados para su gigantesca producción industrial. La reciente renovación
del contrato con Telefónica nos releva de cualquier duda al respecto.
¿Que relación
tiene todo este proceso económico con la
educación? El mercado interno tiene en la
educación un pilar fundamental y necesario para
su desarrollo. Si el mercado interno languidece
bajo las pesadas cadenas de la dependencia
financiera, tecnológica y científica foránea, la
educación no tendrá bases sólidas y
estará condenada al atraso, cuando no
a su eventual extinción. Si no hay mano de obra
calificada no hay industria nacional y sin esta no hay mercado interno. La
escuela provee fuerza de trabajo, pero
no mano de obra calificada. Esto le
corresponde a la Universidad y los institutos
técnicos.
Pero, qué
relación estructural hay entre Universidad
y escuela pública?. Ninguna. Los une la
pobreza franciscana. Ambas han decaído en
los últimos 20 años, sin recursos, sin
personal altamente calificado, abandonados por el
Estado. Ninguna de las universidades peruanas se ubica en el rango de las
300 universidades más desarrolladas del continente. Y se siguen creando
universidades públicas en recónditas provincias, sin presupuesto, ni cartel
académico; mientras CONAFU no termina de crear universidades privadas en
cualquier garaje guiado por la lógica mercantilista del modelo actual. La
última pertenece a Patria Roja.
San Marcos ha
perdido el liderazgo académico frente a la PUCP
por la inercia estatal y la descollante
mediocridad de la izquierda conservadora enquistada
en su seno por casi cuarenta años medrando de sus
escasos recursos. Y, los colegios públicos, ni
hablar. Hoy se cierran colegios como
si fueran quioskos, la escuela pública no
tiene relevancia social para los
neoliberales, ni la sociedad civil (partidos políticos,
gremios, colectivos, etc.) lucha por su rescate.
En enero
ultimo se reunió en Davos (Suiza) el
Foro Económico Mundial, la asamblea que
anualmente congrega a los jefes de la economía y
política mundial para examinar la problemática
económica y social del planeta (pobreza, crisis
económicas, problemas ambientales, seguridad,
educación, etc.) y formular las estrategias
y políticas de alcance internacional,
claro, desde la perspectiva de sus poderosos intereses.
Según datos recientes del Informe Global
de Competitividad 2012 - 2013 la economía
peruana se encuentra entre las mejores
de América Latina, después de Chile y
Brasil caracterizado por su sostenibilidad en
el gasto y el endeudamiento. Pero, en educación
estamos en el puesto 138 de un
universo de 144 países y en corrupción
según Transparencia Internacional nos ubicamos en el
puesto 80 de un total de 138 con un puntaje de 3.4 sobre 10.
¿Qué explica
esta paradoja? ¿Que respuesta tenemos desde el ángulo de la
educación? Sin duda, el tema es complejo. Para los neoliberales la escuela
publica no tiene lugar en el modelo de desarrollo que auspicia el poder
transnacional. Es gasto público sin retorno, dinero que se pierde. En su lugar
se promueven los programas sociales (Pensión 65, Barrio Mío, Beca 18) para
paliar la pobreza y la exclusión social de millones de peruanos. El resto
(conocimiento, información de punta, etc.) debe importarse desde afuera, a
cualquier costo.
Allí urge un giro del rol
del Estado en materia de servicios públicos, especialmente en educación. Si
bien esto supone una reforma constitucional del modelo cuya labor corresponde
al Congreso, sabido es que la gravitación depende de la sociedad civil, de su
movilización por el rescate de la escuela. La escuela pública es y debe ser el
espacio de formación de los futuros ciudadanos, el corazón de la democracia, la
base de la inclusión social. Sin escuela no hay ciudadanía, ni democracia. El
cierre de colegios en Lima Metropolitana, particularmente en la UGEL 01 (Casos
6035 San Juanito, CEBA 7070 María Reiche, 7219 Aristóteles, entre otros.) representa desde ya una señal de advertencia.
Para las élites gobernantes representa una desvergüenza nacional; para la
sociedad la oportunidad de rescatar el último espacio democrático tan venido a
menos en las últimas décadas. No al gobierno cierra
colegios. Defendamos la escuela pública.
NO AL CIERRE DE LA
COLEGIOS PÚBLICOS
RECHAZO AL SALVAJE MODELO
NEOLIBERAL QUE ELIMINA LOS ELEMENTALES DERECHOS DE LOS TRABAJADORES, MAESTROS Y
PUEBLO EN GENERAL
REACTIVEMOS LOS FRENTE DE DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA
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