Por Ramón Espejo Castañeda
Más de 1,800 personas se movilizarán hacia Ayacucho en lo que se convertirá, indudablemente, en un nuevo conflicto social que deberá enfrentar este gobierno. El motivo, esta vez, es un excesivo afán intervencionista de algunas autoridades y representantes de instituciones que, sin medir consecuencias, decidieron jugar al juez y tomar ‘acuerdos’ sobre una disputa legal que sigue su debido proceso desde hace varios años en el Poder Judicial. La sangre podría llegar al río…
EVIDENTE AMENAZA

         UNA AMENAZA TERRORÍFICA
Hace menos de dos semanas, el 24 de setiembre último, ingresó a la secretaría de la División de Investigación Criminal y Apoyo a la Justicia (Divicaj-Ayacucho) una denuncia que bien podría ser el inicio de una película de terror. Allí el señor Pedro Quispe Torrico, vicepresidente de la Sociedad de Trabajadores Mineros (SOTRAMI), detalla que todo el pueblo de Santa Filomena ha recibido una amenaza evidente por parte del gerente general del grupo empresarial Unión Santa Rosa S.A.C., Sr. Alejandro Velásquez Huamaní.
Este señor Velásquez Huamaní, mediante oficio del 11 de setiembre dirigido al Gobierno Regional de Ayacucho (GRA), afirma que el Director Regional de Energía y Minas del GRA firmó la ampliación del Certificado de Operación Minera Excepcional (COM-E) de su grupo empresarial“Por lo que no es otra cosa que la autorización para la compra deexplosivos, pero, como es de su conocimiento las labores de mi representada están tomadas e invadidas por la empresa SOTRAMI S.A. y allí radica lo delicado del escenario actual, mi representada con EXPLOSIVOS A SU DISPOSICIÓN YA NO PODRÁ SER CONTENIDA POR NINGÚN RAZONAMIENTO Y TEMO QUE SE DESBORDE Y OCURRA LO PEOR”, se lee textualmente en el escalofriante documento.

POBLADO SANTA FILOMENA, LUCANAS, AYACUCHO
          HISTORIA DE UNA
         MINERÍA POPULAR
La amenaza es contra la comunidad entera porque para entender este problema basta con remitirse al origen del pueblo de Santa Filomena. Este es uno de los más importantes asentamientos de minería artesanal y en pequeña escala de oro del Perú. Se ubica en el distrito de Sancos, provincia de Lucanas, departamento de Ayacucho, muy próximo al límite con Arequipa. Su historia se inicia en los años 80 cuando un grupo de personas llegaron a esta zona y empezaron a trabajar la actividad minera. Ellos incluso asentaron sus viviendas improvisadamente sobre el mismo yacimiento aurífero. Con los años, los mineros comienzan a establecerse con sus familias, formando un pueblo en la informalidad de la minería artesanal.
Con el paso del tiempo los pobladores constituyen SOTRAMI, que resulta el medio de formalización y desarrollo de la minería artesanal en la localidad. Es decir, SOTRAMI viene a ser la organización formal de todo el pueblo de Santa Filomena, que ahora tiene más de 6 mil habitantes, todos dedicados directa o indirectamente a la actividad minera. Ahí la historia se produjo al revés, pues los trabajadores hicieron el campamento, el pueblo y formalizaron la minera, contrario de lo que ocurre normalmente en otros lugares donde grandes empresas mineras llegan a un pueblo que se dedica a otras actividades y generan impacto.
PEDIDO DE NULIDAD DE ACUERDOS FUERA DE UN PROCESO JUDICIAL
LA MADRE DEL CORDERO
La historia se complica cuando, en el año 2002 aparece la señora Victoria Villavicencia de Crispin y logra la concesión minera de 100 hectáreas que estarían superpuestas a las mil hectáreas que ya se habían concesionado a SOTRAMI. Dicha concesión se denomina Victoria100, por el nombre de la concesionaria y el número de hectáreas obtenidas. Ahí se inicia un proceso legal donde Sotrami reclama ese espacio como propio. Un año después, y sin realizar actividad minera alguna, Victoria100 firma contrato de explotación minera con Grupo Empresarial Unión Santa Rosa S.A., a pesar de encontrarse el terreno en litigio que ya lleva más de una década sin resolverse en el Poder Judicial.
Santa Rosa tampoco ha realizado actividad minera alguna en dicho terreno, sin embargo este año y como para encender la caldera, decide saltear al Poder Judicial y recurrir a la Mesa de Concertación para la Lucha Contra La Pobreza de Ayacucho, que es un ala gubernamental dedicada a la gestión social y cuyos alcances no son vinculantes con proceso judicial alguno. Es decir, no son jueces ni juristas ni resuelven litigios privados ni remplazan al poder judicial. Pero tomando atribuciones que evidentemente no son de su competencia, ellos deciden organizar el 15 de agosto de este año una denominada Mesa Temática de Gestión de Conflictos, a solicitud de la empresa Santa Rosa y sin la participación de Sotrami.
DENUNCIA CONTRA FUNCIONARIOS QUE FUNGIERON DE JUECES
En dicha reunión los funcionarios y empresarios de Santa Rosa realizan una serie de acuerdos que contradicen lo estipulado en el proceso judicial, como inspecciones de parte, cumplimiento de resoluciones del GRA para que desbloqueen la zona en litigio y que se encontraban suspendidas por medidas judiciales, etc. Esta intervención generó la indignación de Sotrami y, por ende, de todo el pueblo de Santa Filomena, quienes se sienten burlados por un grupo de funcionarios que desconocen las leyes y deciden saltarse las barreras del Poder Judicial.
           EL DESENLACE Y
           LO QUE SE AVECINA
La reacción no se hizo esperar. Sotrami ha demandado penalmente a los responsables de la famosa ‘Mesa temática’, Evaristo Quispe Ochatoma –Presidente de la Federación Agraria (FADA), María Hermosa Sotomayor –Secretaria Técnica de la Mesa y los que resulten responsables, por los delitos de usurpación de funciones y abuso de autoridad. Exigen que se respete el proceso judicial y que sean los jueces quienes resuelvan el conflicto que data de años. Santa Rosa, por su parte, presiona mediante cartas al Gobierno Regional de Ayacucho y otras instituciones gubernamentales pidiendo que se cumplan los acuerdos a los que ellos llegaron con estos funcionarios y otros.
Por un lado, el pueblo de Santa Filomena está dispuesto a luchar hasta el final, mientras que por el otro la empresa Santa Rosa habla de explosivos y de que “ocurrirá lo peor”. Toda esta convulsión está a punto de estallar cuando los pobladores de Santa Filomena marchen masivamente a Huamanga en búsqueda de lo que ellos consideran justo o cuando los empresarios de Santa Rosa decidan cumplir sus amenazas. La sangre puede llegar al río. Solo esperamos que esta no sea la crónica de una cadena de muertes anunciadas.