Por Don Knowland
20 junio 2016
Continúa la huelga nacional convocada el 15 de mayo por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en oposición a la regresiva Ley Federal de Educación Mexicana de 2012, junto con protestas y otras acciones militantes. Estas protestas se están enfrentando más represión y amenazas por parte del gobierno.
El Lunes 13 de junio, la CNTE anunció las rutas de las marchas de protesta en la ciudad de México y dijo que bloquearía ciertas vías de tránsito allí y en otras partes del país. En respuesta, el titular de la Comisión Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, advirtió que la fuerza será utilizada para mantener las carreteras abiertas al tránsito.
Desafiando esta amenaza los maestros marcharon en 22 municipios del estado de Michoacán el miércoles 15 de Junio, y bloquearon el acceso al centro comercial de Morelia, capital de Michoacán,
Como parte de la huelga miles de maestros han establecido campamentos en los centros de las ciudades principales de los estados pobres del sur: Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Michoacán, que tienen una larga historia de acción militante por parte del gremio. Sales Heredia también amenazó el 16 de junio, con usar la fuerza para destruir los campamentos "no autorizados".
Los maestros hicieron solemne declaración de continuar con las huelgas hasta que las autoridades federales se sienten con ellos en negociaciones, sin precondiciones, y escuchen sus demandas, de aumentos salariales y de cambios en el nuevo proceso nacional de evaluación al docente.
El Secretario Federal de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, ha adoptado una línea dura con los maestros en todos los ámbitos laborales. Insiste que el diálogo sólo se producirá si primero regresan a clases y "respetan la Constitución". En otras palabras, el gobierno federal insiste en que los profesores adhieran a la ley y no la confronten en aspecto alguno; una ley que subordina la educación a la necesidad de lucro de las grandes empresas, buscando privatizar la educación, calumniar y culpar a educadores por los supuestos fracasos de la educación pública.
Nuño Mayer advirtió el lunes 13 de junio que los procedimientos para dar de baja administrativa, es decir, para despedir a 4,300 maestros que han estado ausentes al menos cuatro días de clases, y para deducir del pago de otros que faltaron al trabajo para unirse a las protestas, ya se estaban realizando y que formalmente comenzarían en dos semanas. Esta amenaza se hace claramente para intimidar a los maestros para que terminen la huelga.
Nuño Mayer también ha afirmado que su oficina tiene evidencia de la "amplia ilegal, indignante e inapropiada presión" para impedir que los maestros vayan a las escuelas y que los padres lleven a sus hijos, sobre todo en Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Amenazó con una acción penal en respuesta. Esta es una velada llamada a las autoridades para escalar la represión contra los huelguistas.
Debe ser evidente por ahora que la llamada de la CNTE para un diálogo con el gobierno federal y Nuño Mayer es una quimera.
El martes 16 de mayo, contingentes de trabajadores de las empresas telefónicas y profesores de la Universidad Nacional Autónoma de México, una de las la universidad más grande de América Latina, que pertenecen a la Unión Nacional de Trabajadores, se unieron a los miembros de la CNTE en la marcha en la ciudad capital.
En una conferencia de prensa después de la marcha, los manifestantes y líderes de la CNTE en Chiapas y Guerrero denunciaron el encarcelamiento de Rubén Núñez y Francisco Villalobos, líderes de la sección 22 del Sindicato Nacional de Maestros de Educación en Oaxaca (SNTE), sección disidente del SNTE nacional, controlada por la CNTE. Llamaron a los líderes arrestados del SNTE presos políticos, y dijeron que su detención era parte de una estrategia del gobierno federal para desalentar a los maestros con el propósito de forzarlos a poner fin al conflicto.
El martes por la mañana los maestros y simpatizantes de organizaciones sociales populares establecieron alrededor de 15 barricadas en la plaza principal de la ciudad de Oaxaca, en respuesta a las amenazas de desalojo de los maestros de la sección 22 por parte de las fuerzas estatales y federales debido a la protesta pacífica.
Temprano por la mañana, hombres encapuchados incendiaron las oficinas de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares. Luego dispararon un cohete hacia una línea de policía. Esto último es casi seguro fue una acción de provocadores empleados por la policía. Eso trajo a la memoria el levantamiento de Oaxaca de 2006 cuando el gobierno estatal utilizó vehículos civiles con personas encapuchadas y armadas para disparar en las barricadas instaladas por toda la ciudad.
Hay evidencia que algunos miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI) han venido preocupándose por lo que la línea dura de Nuño Mayer le costó al PRI en las elecciones estatales del 5 junio, y que con el látigo se avive más la resistencia. El PRI ha empleado históricamente la violencia y la brutalidad de las fuerzas policiales y militares para aplastar el descontento social. Si bien este tipo de represión no ha disminuido en el régimen actual del presidente Enrique Peña Nieto, muchos piensan que ahora se requiere una cara pública más amable teniendo en cuenta el "estado de ánimo social".
Para la élite gobernante en general, si el descontento amenazara con salirse de control tendrían que acudir a Andrés Manuel López Obrador y su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA, dizque de izquierda) para contener la situación.
Es precisamente con esa corriente política burguesa que la CNTE y varias organizaciones de seudoizquierda han tratado de aliarse.
Los trabajadores mexicanos deben rechazar todas la ilusiones en MORENA, junto con ilusiones en la política de camisa de fuerza que es representa la estrategia de los líderes sindicales. La lucha de la educación en México sólo puede tener éxito a través de una ofensiva política unida de los maestros y toda la clase trabajadora mexicana, independiente de todos los partidos políticos burgueses de México.
Tal movimiento podría encontrar aliados entre los maestros en Estados Unidos y en toda América Latina que encaran los mismos ataques. En última instancia se requiere una lucha revolucionaria contra el sistema capitalista en México y en toda América.
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