"El hombre nuevo es aquél que sabe luchar en el auge y en el repliegue, en la victoria parcial o en el revés temporal. Debe luchar, aún sabiendo que la victoria final no está próxima o que incluso no la verá. La lucha de los trabajadores exige no solo interpretar el mundo, sino transformarlo".
GERMAN CARO RÍOS

13/5/15

EL DEBATE IDEOLÓGICO SOBRE LA PRIVATIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN




Carolina García

La privatización es un paradigma muy presente y muy debatido en la internacionalización de las políticas educativas. Para algunos, la privatización permite paliar la ineficiencia de las escuelas públicas y responsabilizar a los actores de la educación. Para otros, la privatización de la educación no es sino un proceso más para reforzar las desigualdades sociales. Analizaremos los principales debates internacionales alrededor de la privatización.

En la mayoría de los países de la OCDE, históricamente, la educación ha estado marcada por un monopolio del Estado y una gestión estandarizada y neo-corporativista basada en la alianza entre el Estado central y los sindicatos de docentes. El poder público, durante mucho tiempo excluido de la esfera educativa dominada por los actores privados religiosos, logró durante el siglo XIX hacerse con un papel central en el desarrollo de los primeros sistemas escolares gracias a la creación de los Estados-Nación y a la difusión de la filosofía de la Ilustración. (Mons, 2007).

Sin embargo, a lo largo de todo el siglo XX, este monopolio del Estado sobre la escolarización ha sido cuestionado por eminentes personajes como Milton Friedman (1912-2006), premio Nobel de economía, uno de los economistas contemporáneos más influyentes. Ardiente defensor del liberalismo económico y uno de los fundadores de la corriente monetarista, preconizaba el abandono de la intervención del Estado en la política monetaria, así como en el ámbito educativo. En un artículo publicado en el Washington Post en 1995, propuso que se reestructurara radicalmente un importante segmento del sistema educativo a través de la privatización. La lucrativa industria privada de la enseñanza tendría entonces que desarrollar una amplia gama de oportunidades de aprendizaje y ello estimularía una competencia eficaz frente a las escuelas públicas. Así, el Estado debería por ejemplo establecer un sistema de vouchers que permitiera a los padres escoger libremente las escuelas para sus hijos. Y nada debería obstaculizar la libertad de las empresas para experimentar o innovar (Friedman, 1995).

La educación pública se encuentra en el cruce entre dos derechos legítimos pero no forzosamente conciliables: (1) el derecho de toda sociedad democrática a dotar a las generaciones futuras de conocimientos y valores comunes, y (2) el derecho de las familias a decidir las influencias a las que sus hijos estarán expuestos. Por tanto, entre los beneficios que se espera obtener de la educación en los niveles público (colectividad) y privado (familia) puede aparecer una incompatibilidad (tensión).



La educación como nuevo mercado
No es una casualidad que la educación constituya uno de los objetivos prioritarios de los apóstoles de la economía de mercado. En efecto, la escuela, gran mercado del siglo XXI, parece estar desde algunos años en el punto de mira del sector privado. Los miles de millones de dólares que se gastan anualmente los Estados y las familias en educación despiertan la codicia. Se trata de un mercado garantizado e inagotable.

La privatización de la enseñanza constituye también una estrategia de diversificación para los inversores en período de crisis económica. Después de los transportes, el sector de las telecomunicaciones, el correo, la salud –totalmente (o en parte) privatizados desde principios de los años 80 (período marcado por el thatcherismo y el reaganismo) el gigantesco mercado de la enseñanza despierta su apetito. La masificación de la escuela y ese ascensor social tan estropeado han provocado la carrera de algunas familias hacia la excelencia escolar, que, en ciertos contextos, pasa obligatoriamente por el sector privado. En período de crisis, la educación se convierte en la única esperanza de algunos grupos sociales para aspirar a la inserción social. Sin embargo, hay que subrayar que los objetos que despiertan la codicia de los inversores no son los mismos en el Norte que en el Sur. En el Norte, no se cuestiona realmente el papel del Estado en una enseñanza pública obligatoria de calidad. En el Sur, la codicia abarca todos los sectores (primario, secundario y superior).

Sin embargo, este considerable mercado educativo potencial sólo puede conquistarse una vez se han cumplido una serie de requisitos previos:
·        La disminución de la calidad de las escuelas públicas;
·        La inseguridad o el rechazo de algunas familias hacia la idea de que sus hijos se mezclen en el colegio con niños procedentes de medios sociales que consideran indeseables;
·        El desarrollo de la educación permanente a través de políticas públicas o de las empresas (subvenciones de formación continua);
·        La homogeneización de los contenidos de la instrucción, que permite dar una mayor salida a los programas informáticos (extensión de los estándares educativos):
·        La posibilidad de convalidar directamente los conocimientos ya adquiridos, por ejemplo a través de la certificación privada de los saberes (tarjetas de competencias, normas ISO);
·        La pérdida de poder del Estado, en particular en los países en desarrollo.

La privatización modifica totalmente la visión que la sociedad tiene de la escolarización. Cambia la manera en la que se proporciona, organiza y gestiona. Se transforman los programas escolares, igual que cambia la manera de evaluar y juzgar los resultados de los alumnos, de los docentes y de los establecimientos escolares.

Señalemos no obstante que, pese a tratarse de un proceso generalizado, la participación del sector privado varía en función de los contextos nacionales y de los niveles del sistema educativo afectados, tal y como lo demuestra la tabla siguiente:

Tabla 3. Participación del sector privado por nivel de educación

 

Comparativa de las lógicas subyacentes a la enseñanza pública y privada: la difuminación de las fronteras
Las lógicas de la enseñanza pública y privada divergen tanto en lo que respecta a las finalidades como a los modos de regulación. La tabla siguiente permite identificar las principales diferencias

Tabla 4. Comparativa entre enseñanza pública y privada


Sin embargo, pese a que se manifiestan importantes diferencias entre ambos sectores, preferimos insistir en el hecho de que los límites entre la enseñanza pública y la privada son cada vez menos claros. Es lo que hemos intentado destacar en la tabla siguiente.

      Tabla 5. Difuminación de las fronteras entre los sectores público y privado



·        Subvención a las escuelas privadas
·        Delegación de gestión a operadores privados (escuelas concertadas) Escuelas públicas tradicionales y Escuelas privadas con ánimo de lucro
·        Escuela a domicilio (home schooling). Apadrinamiento de las escuelas públicas por parte del sector privado
·        Utilización de manuales escolares o de programas informáticos diseñados por el sector privado
·        Gastos de escolaridad en las escuelas públicas
·        Desarrollo de las tutorías privadas para los alumnos que asisten a la escuela pública



Presentada siempre como una solución eficaz a las deficiencias percibidas en la enseñanza pública, la privatización en la educación es una realidad a menudo camuflada.
Ball y Youdell (2007) distinguen la privatización endógena de la privatización exógena.

La privatización endógena se manifiesta por la importación de métodos de gestión, de valores, de conceptos nacidos en la empresa privada, abriendo así el sector público al espíritu de la empresa privada y conformándolo más a su estilo de funcionamiento. Las diferentes formas de privatización endógena preparan a menudo el camino a formas más explícitas de privatización de la educación. La privatización exógena abre algunos servicios educativos a una participación creciente del sector privado o utiliza el sector privado para concebir y gestionar algunos aspectos de la enseñanza pública.

La difuminación de las fronteras entre lo público y lo privado adopta modalidades muy sutiles. Como los jóvenes son una salida importante, actual y en potencia, para los bienes de consumo, basta con que se reduzca el financiamiento público de los establecimientos escolares (o que sea insuficiente con respecto a las necesidades) para que (si la legislación lo permite) las firmas comerciales penetren en ellos con el pretexto de venir en ayuda del sector público, atendiendo a las peticiones de las familias en materia de educación. Proponen financiar una parte de los gastos en equipamiento, material y manuales escolares a cambio de actividades publicitarias. La enseñanza pública se vuelve patrocinada. En los países anglosajones, y especialmente en los Estados Unidos, la presencia de la publicidad y del patrocinio en las escuelas públicas se ha banalizado enormemente.

En lo que respecta a la producción directa de servicios de enseñanza, numerosas escuelas privadas se organizan según el concepto de “franquicia”, controlando así los segmentos más lucrativos del mercado escolar. Las escuelas Positivo en Brasil, que reúnen 500 000 alumnos, o escuelas internacionales de idiomas presentes bajo la misma marca en todo el mundo son una ilustración concreta de la expansión de la privatización de la enseñanza.

Las escuelas franquiciadas que utilizan un material pedagógico estandarizado tienen el viento en popa; se instala cierta macdonaldización de la enseñanza, con considerables beneficios en juego.

El proceso de comercialización o de coca-colización conlleva que “los consumidores niños y los jóvenes consumidores”, a través de las escuelas, sean el objetivo de los productos y las marcas de las empresas comerciales. La venta a los alumnos se efectúa a través de máquinas expendedoras, pero también a través de la elaboración de identidades de marcas y de la fidelización a estas marcas, por ejemplo a través de los carteles o los logos colocados en las escuelas, o del apadrinamiento o las promociones de equipamientos. Algunas empresas producen también materiales que acompañan a los programas de estudios, y administran páginas web “educativas” (Ball & Youdell, 2007).

En los Estados Unidos, cada vez más escuelas públicas adoptan el modelo de negocio de Google con la venta de espacios publicitarios dentro de su recinto para paliar el déficit crónico de financiación (DeMitchell & Fossey, 2009).

La competencia entre los sectores privado y público, avivada por las elecciones de los padres y de los estudiantes y acompañada por una financiación proporcional al número de alumnos, introduce prácticas abiertas, pero también ocultas, de selección de los que obtienen mejores resultados.

Estos procesos pueden tener como consecuencia una segregación y una homogeneización de las poblaciones escolares. Disparidades entre las categorías socio-económicas pueden aparecer, agravarse, y tener importantes efectos sobre la igualdad en el acceso a la educación.

Pese a cierta democratización, el sector privado sigue siendo elitista en el reclutamiento de los alumnos, incluso en Francia donde se beneficia de importantes subvenciones estatales. (Langouët, 2002)




En algunos sistemas, la privatización surgió tras una serie de acciones deliberadas por parte de los poderes públicos, pero en otros es el resultado de cambios imprevistos y de la pasividad de los poderes públicos frente a esos cambios. Se pueden identificar cuatro grandes modos de privatización (Bray, 1996, Srivastava & Walford, 2007):
·        La transferencia voluntaria de la propiedad y, consecuentemente, la toma de control de las escuelas públicas existentes por parte del sector privado es tal vez la forma más impactante de privatización. Semejante medida es especialmente radical cuando implica la transformación de instituciones públicas sin ánimo de lucro en instituciones con un enfoque comercial;
·        Un segundo modo es el movimiento de péndola entre sectores sin necesidad de redibujar las instituciones existentes. Esta forma de privatización se hace a través de un cambio más evolutivo que viene a modificar el equilibrio preexistente. Así, el número y el tamaño de las escuelas públicas podría mantenerse constante, pero paralelamente el número y el tamaño de las escuelas privadas podría ser autorizado o empujado a crecer para responder a una demanda adicional;
·        El tercer modo pasa por un aumento directo o indirecto (bajada de impuestos) de la financiación pública para las escuelas privadas. Los gobiernos pueden reforzar el sector privado dando una ayuda financiera y otras formas de apoyo. Algunos gobiernos establecen sistemas de bonos (vouchers) con los cuales las familias pueden escoger enviar a sus hijos a escuelas privadas;
·        Finalmente, puede aumentar la financiación y/o el control de las escuelas públicas por parte del sector privado. En esta forma de privatización, las escuelas se mantienen nominalmente como propiedad del gobierno, pero aumenta la proporción de financiación y/o de control por parte de instituciones privadas. Por otra parte, los gobiernos de algunos países del Sur han experimentado graves crisis financieras que han obligado a los padres y a las comunidades a aumentar sus contribuciones financieras a las escuelas públicas, para colmar sus lagunas. En otros países, la salud financiera de los gobiernos se ha mantenido fuerte, pero, por razones ideológicas, las autoridades han pedido a los directores de las escuelas que sean más sensibles a la lógica del mercado.

En algunos países, la mayoría de las escuelas privadas son una solución de recambio para la élite frente a las escuelas públicas. Sin embargo, en otros contextos, la mayoría de las escuelas privadas pueden representar una “segunda oportunidad” para las personas que no han logrado obtener una plaza en las muy selectivas escuelas públicas. Estas escuelas privadas son generalmente más caras para los alumnos y sus padres, pero no siempre es así.

Bibliografía:

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