Entrevista a Julio Anguita, ex coordinador de Izquierda Unida, ex alcalde de Córdoba y profesor de Historia (y II)
Julio Anguita visitó Asturies el 11 y 12 de Julio para presentar su libro "Conversaciones sobre la III República" (Editorial El Páramo), escrito junto a la periodista Carmen Reina. DIAGONAL ASTURIES aprovechó su visita para entrevistarle. Por su interés, hemos publicado la entrevista en dos partes, de la que ésta es la segunda. En ella, el impulsor del Frente Cívico aborda la crisis de la monarquía y a qué modelo de República aspira. Asimismo, sucintamente da su opinión sobre la última guerra en Libia.
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En Conversaciones sobre la III República (editorial El Páramo), usted junto con Carmen Reina reflexiona sobre qué modelo de república necesita España. ¿Por qué escoge como modelo la Revolución francesa y no los dos modelos anteriores de repúblicas españolas?
El libro es un libro de divulgación, siempre he pensado que la política era explicación. Dicho esto, las ideas republicanas entran en España a partir de la Revolución Francesa y pasan los Pirineos en dos caminos: uno hacia la meseta y otro hacia Catalunya. Evidentemente, existe República en Grecia o en el Imperio Romano, pero la República moderna tiene su origen en la Revolución Francesa.
Ese modelo de revolución instauró el modelo centralista en Francia y teniendo en cuenta esto ¿qué opinión tiene sobre el rumbo de los nacionalismos en el Estado español? ¿Está obsoleto el actual modelo de Estado?
Se le ha aplicado a los jacobinos el criterio de que eran centralistas. No, eran revolucionarios. El centralismo en Francia en esa época era modernidad: Francia estaba dividida en feudos de nobles. Del pensamiento de los Robespierre, Marat, Danton, Saint-Just hay algo que no ha querido nunca verse y es el pensamiento revolucionario: la economía está al servicio de las directrices políticas que emanen del pueblo, al contrario que ahora.
En relación al modelo de Estado, estamos ante el fracaso de la Transición. Intentó resolver tres problemas y no resolvió ninguno.No resolvió la estructuración del Estado a través de nacionalidades y regiones, donde nunca quiso decir cuáles eran unas y cuáles otras. No solucionó la laicidad del Estado y estamos ante una religión de Estado vergonzante. Y tampoco la modernidad económica. Yo me siento partidario de un Estado unido, como es el Estado federal, aunque a partir de la voluntad de las distintas partes, del derecho a decidir incluido en los pactos de 1966 y de la Declaración de Derechos Humanos. Pero creo que hay cuestiones que deben ser responsabilidad del poder federal y que no pueden ser interpretables por ninguna comunidad autónoma ni ningún Estado federado, como por ejemplo, las cuestiones sociales, la política económica o la seguridad social. Para mí el Estado federal, como el centralista, la República o la Monarquía, están al servicio de que la gente viva bien. Si no, no me sirve ninguno. Pero montar un estadito por lo bien que suena, olvidando como vive la gente, yo no tengo nada que ver con eso.
Usted que siempre se definió como comunista…
[Interrumpe] Soy comunista.
…¿cómo cree que se puede compaginar la democracia republicana con un modelo comunista? ¿Casa bien la bandera tricolor y el himno de Riego?
Hace poco escribía el artículo “Decían Marx y Engels” donde los clásicos respondían “los comunistas no somos distintos a los demás: simplemente lo que hacemos es que en cada lucha tenemos presente el objetivo final”. No soy distinto a los demás. En la más mínima acción tengo presente la consecución de la libertad plena. Y no hay libertad plena si no hay gente que tiene trabajo y come, con libertad económica para que la gente pueda vivir bien. Si no, la democracia es mentira. El modelo de República que propongo que tiene debatirse entre la gente y si resulta que no es la tricolor, pues no es la tricolor. ¿Ustedes se creen que la República puede estar identificada con una bandera o con un himno? ¿Ser republicano es atacar al rey? A mí el rey no me gusta nada, pero si alguien republicano no tiene más ideales que atacar a la Monarquía, que me borren de eso. Por eso hice el libro. La República es una construcción con ideas distintas, y naturalmente al final de ella el rey, del que conocemos sus trapichondas, está sobrando. Hay una ola de abdicaciones de monarcas en Europa… ¿Vamos hacia una III República o hacia una sucesión pactada y una II Transición?
A mí lo de las abdicaciones me la trae al fresco. No entro en ese mundo de vodeviles. La III República no viene, la traemos. A la gente le gusta mucho lo que digo sobre la República, pero por aquí les entra, por aquí les sale. El mundo republicano está dividido en muchas capillitas, cada una tiene la verdad del santo grial republicano y no la comparte con nadie. Mientras eso sea así, aquí no viene la República.
O puede venir de la mano de la derecha “¿no queríais República? Aquí la tenéis”. Si la derecha, que en estos momentos suele ser más inteligente, ve que la con la República pueden tener sus intereses más defendidos, se hará republicana. Ya ha pasado: En la II República, Miguel Maura y Alcalá Zamora venían de la derecha y se hicieron republicanos.
La monarquía con los presuntos últimos casos de corrupción, ¿lo está poniendo más fácil?
No, no… Mire usted. Estamos en un país que pierde la fuerza por la boca. Hacen chistes del rey, se meten con el rey. No me interesa, lo que quiero es que haya una República con otros contenidos sociales, económicos, políticos, estructurales. Cuando la gente se dé cuenta de que la República es otra cosa, pues al rey ya le dirán váyase usted.
IMPERIALISMO EN EL SIGLO XXI Y GUERRA DE LIBIA
Usted siempre ha sido muy crítico con las intervenciones de la OTAN en guerras como Irak o Yugoslavia, ¿cómo cree usted que es el nuevo imperialismo?
Como el viejo, pero con más indecencia y más cobardía todavía -porque ya ni si quiera se tapan- por parte de los gobiernos occidentales, que son cómplices.
Lo de Libia fue una guerra de agresión y ante el Derecho Internacional, desde Obama hasta los jefes de estado que prestaron apoyo, tenían que haber sido juzgados como criminales de guerra. Tendrían que haberse sentado en el banquillo como en Núremberg y si no se sentaron fue porque ganaron. Pero la verdad es la verdad.